Un lugarcete desde el cual el hombre pueda codearse con lo más alto de la literatura universal. Esto sí que es empezar de abajo.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Curso de filosofía barato. Hoy: La Paz.

Según una encuesta ficticia que acabo de inventar, el deseo más popular para estas fiestas y todas es “paz”. Así, a secas. Evidentemente, Aristóteles (quien no resultó ser tan inteligente como algunos pensaban) falló. Él postuló a la felicidad como el fin último del hombre. Yo digo que es la paz. Pero no como fin último, sino como primero y fundamental. Aunque hablar de fines primeros suene extraño, permítaseme esta licencia. Porque hablar de finalidades no refiere necesariamente de algo que se encuentra tras un transcurrir de tiempo y espacio, sino de una meta que se persigue al mismo tiempo que se obtiene permanentemente. Es decir, que la gente que pidió paz para el año entrante puede o no tener ya paz en su quehacer cotidiano, mas exige un aumento de la misma o la generalización de este sentimiento que tan bien le calza. Los que no la tienen, la quieren, por el contagio. Ven a sus colegas poseerla y la quieren. A diferencia de la propiedad, la paz es un bien (o atributo) universal, inabarcable y abundante. Todos son capaces de imbuirse en ella sin tener por ello que dejar huérfano de paz a otro grupo. La teoría capitalista del vaso que derrama su riqueza hacia todos los sectores no tendría aquí valor, ya que todos serían el vaso y lo que derramarían no sería agua/riqueza, sino paz, que según estudios científicos, desobedece a la ley de gravedad y supura eternamente. 

domingo, 19 de diciembre de 2010

No hay límites para la expresión

Adoro pintar las paredes del baño con caca. A veces utilizo un pincel; otras, a mano limpia.
La secuencia es muy sencilla aunque suene compleja. El primer paso consta de expulsar la materia prima. Prefiero hacerlo sobre el bidet, ya que si lo arrojase al inodoro, la sustancia se mojaría y atentaría contra mis deseos pictóricos. A menos que se trate de caca dura. Ahí sí, es preferible embadurnarla bien en un líquido (sea meo, saliva o agua) y volverla pastosa, para una mayor adherencia a la superficie.
Una vez que se ha terminado de despedir a los parientes del interior, se procede a la limpieza. Es hora del papel higiénico, ya que resulta imposible trabajar con la cola sucia. La picazón distrae.
Luego, y muy importante, habrá que lavarse las manos si se va a usar un pincel o brocha. La higiene personal de un artista es extremadamente vital para una correcta actuación. Obviamente, este paso quedará descartado si se planea aplicar la mezcla manualmente.
La puerta es un elemento fundamental de la tarea. Deberá permanecer clausurada todo el tiempo en que se esté pintando. El proceso es demasiado personal como para que cualquier externo se entrometa. Arruinaría la magia. Además, son muchas las personas que no logran admirar semejante arte. Se espantan, gritan; vomitan. La gente está loca, qué se le va a hacer. Mi elemento favorito para evitar la entrada de probables intrusos es el palo de escoba. Lo cruzo sobre la puerta y ya: problema resuelto. Conozco colegas que utilizan bancos o sillas. Los más arriesgados la cubren con un pie. Creo que hacerlo así es incómodo. La plena libertad artística se evapora.
El clímax de la cuestión comienza, entonces, cuando todas estas variables están controladas. Ahí sí, el alma creadora se despega de la humanidad terrenal y produce. Arte, arte, arte.
Las figuras se entrelazan en movimientos lineales, curvos y cónicos. El éxtasis de la vida se hace presente en medio de ese hedor magnánimo que inspiran los desechos reciclados de nuestro propio cuerpo. Las distintas tonalidades de marrón juegan sobre la pared. Brillan. Rechazan la cotidianeidad de la blanca cerámica y la transforman en un espectáculo para los ojos. Porque el hombre es cultura, arte. Y la caca, ese elemento tan denostado socialmente se reconstruye en producto de una algarabía expresionista suprema atiborrando baños. La vida surge donde antes había muerte. La cadena, ese botón enemigo de lo fecal es testigo del auge absorbente de los soretes vueltos pintura. Arte.
La simbiosis entre cuerpo, mente, alma, caca, es plena. Es un todo superior a la suma de las partes. Un todo excesivo, inmanejable. Causa terror, adrenalina, miedo. Pero no locura. No. Aunque nos intenten tildar de ello, nosotros luchamos por elevar nuestra condición artística. Así, nos valemos de la naturaleza orgánica humana. No por eso somos menos. No nos discriminen. No nos encierren. Dennos baños. ¡Queremos pintar!

martes, 7 de diciembre de 2010

Adela; Mala Palabra

Adela es una puteadora. Hablás con ella y siempre está, dale que te dale, insultando. 
¡La re concha de tu madre, vieja mal cogida! - le grita a las señoras que cruzan en verde la calle.
¡Hacete ver, pendeja de mierda! - a las chicas que se pasean escuchando su música a todo volumen, aisladas de la realidad.
¡Tetona boluda! - a Moria Casán, cuando aparece en la televisión. Con Moria es mala. Nunca la vio actuar.
Mi amiga Gladys la jode. Le hace bromas. Habla de manera complicada, refinada, y así la enerva. Le dice:
- Adi, prestá atención a tus exclamaciones, no son propias de una mujer de tu alcurnia.
La respuesta no se hace esperar:
- Alcurnia será tu abuela, burguesa pelotuda.
Ahí se enoja y emprende la retirada. Pero después termina pegando la vuelta.
Nosotras la queremos igual, aunque sea una reverenda hija de puta.